Esta entrada no es un post. Es más bien un relato que le debo a un viejo amigo, marino y compañero de armas que ha fallecido. Hace más de un mes le visité por última vez en una residencia para ancianos cerca de Aranjuez. Al despedirme le prometí que escribiría un post relatando sus singladuras en la mar a bordo del Marsopa S-63 y en el Narval S-64, ambos pertenecientes al Arma Submarina de la Armada.
Ahora este gran amigo y compañero de armas, ya no podrá leer mi post.
Ha fallecido de un cáncer terminal. Me lo comunicaron por teléfono desde la residencia en la cual se hallaba alojado, cerca de Aranjuez. Hace dos días que acabo de regresar a Madrid con sus cenizas. Su único hijo ni siquiera estuvo en el velatorio y me notificó por teléfono que no quería hacerse cargo de ellas. Murió solo, tal y como predijo en mi última visita:
“Sé que moriré solo,…como un viejo navío varado tierra adentro”.
Yo tuve que elegir su última nave para su postrer viaje. Una urna funeraria completamente redonda fabricada en Alcoy hecha con arena y sal marina, que se degradará al contacto con el agua de la mar.
Cuando uno se encuentra en un velatorio, y más cuando uno está solo frente al cadáver de un ser querido o un viejo amigo, tiende a recordar no sólo la vida del que ya no está entre los vivos, sino también la última vez que tuvo la oportunidad de hablar con él.
De eso trata este relato.
Aranjuez, Diciembre de 2013.
En la recepción de aquella residencia para ancianos y antes de acceder a su habitación, quise informarme sobre el estado de salud de Manu pues ya sabía que su estado no era precisamente satisfactorio. Me atendió el médico y no se fue por las ramas.
-Veremos si Manuel llega a Semana Santa del año próximo.
-¿Tan grave está?
-Tiene sesión de quimio dos veces a la semana en el Oncológico del Marañón, pero está fuerte de ánimo. Es un luchador nato.
A mí me lo iba a decir. Nos conocimos en la Naval de Marín casi recién salidos del huevo. Él del seno de una familia con posibles pero totalmente desestructurada, y yo de la Pontificia. Ambos teníamos la misma edad, veintidós años. Y seguimos siendo camaradas tanto de armas como posteriormente lo fuimos de curro. Hasta el final.
Hasta hoy, que el muy perro se ha largado de permiso eterno para navegar junto al Gran Almirante Celestial.
-¡Cagon la leche, Pepelu! Ya era hora de volverte a ver, cabronazo.
-¡Hostia Manu, estás hecho un brazo de mar, carajo!
Estaba frente a Manu, alias “el máquina”, un ex Teniente de Navío que formó parte de las tripulaciones en el Marsopa S-63 y en el Narval S-64, ambas unidades pertenecientes al Arma Submarina de la Armada.
La última vez que buceamos juntos se remonta al desastre del Prestige en Noviembre de 2002. Un grupo de viejos gilipollas, ex buceadores de profesión, nos reunimos en las Islas Atlánticas, concretamente en las Islas Cíes con el ánimo de limpiar el fondo marino de cuanto chapapote se pudiera baldear hacia la superficie.
Todos los gastos de viaje corrieron de nuestra cuenta. Hasta el combustible de nuestra motora tuvimos que abonar con nuestro ya escaso presupuesto, y menos mal que una de las patrulleras de la Guardia Civil nos repostó gratuitamente en un par de ocasiones. Mientras los gerifaltes gallegos y miembros del Gobierno especulaban inútilmente cómo solventar la papeleta que se les venía encima y se ponían de marisco hasta el culo en el Parador Nacional, nosotros tuvimos que mantenernos a base de sopa caliente y bocatas pagados religiosamente.
-No me arrepiento en absoluto de haber colaborado en aquel pifostio.
-Yo tampoco, Manu, pero no me negarás que aquello fue una vergüenza,.
-Desde luego. Tuvimos que pagar hasta la carga de las botellas de aire comprimido.
Observé que las cuatro paredes que componían el habitáculo de Manu, estaban cubiertas de viejas fotografías en blanco y negro clavadas con chinchetas. Otras eran más modernas, en color. Él se percató de mi observación.
-Me tendrás que dejar alguna de estas viejas fotos, Manu.
-Son parte de mi pasado,… bueno, y también del tuyo. Llévate las que quieras, pero me las devuelves en tu próxima visita.
-Descuida, que sólo quiero reproducirlas. En aquellos tiempos las fotos en color casi ni existían y además las copias eran muy caras.
Ambos retrocedimos en el tiempo. Cincuenta años atrás. Casi ná…
Allá estábamos, hechos unos pipiolos, jurando bandera, tras la entrega de Despachos, y en Cádiz accediendo a la pasarela del Juan Sebastián de Elcano.
También vi una fotografía en color de un anciano rodeado de toda su familia, y junto a ella una esquela mortuoria….
-¿A que no lo reconoces?
-Pues no, Manu. Ni puta idea.
-¡Es el Viejo, joder!....nuestro comandante… el Capitán de Fragata Don Francisco Gil De Sola Caballero, comandante del Juan Sebastián de Elcano. Llegó a Vicealmirante y fue Comandante General de la Zona Marítima de Canarias. La palmó con 91 tacos en Murcia en el 2009….y a mí me jodió las Navidades, porque estuve en su funeral…..Un tío con un par de huevos, si señor…
No pude por menos de evitar un estremecimiento al recordarle. Además como también fue el director de la Escuela Naval Militar, se sabía de memoria toda nuestra vida pasada y presente, y cuando te cogía por banda en su camarote te hablaba igual que un padre. Y él sabía de mi pasada existencia. Me trato con amor y cariño cuando más lo necesitaba, como si fuera su propio hijo. Encontré en él algo especial porque era un hombre que cuando te miraba a los ojos, penetraba en tu alma. Cuando finalizamos la travesía oceánica me dijo: “Si alguna vez recalas por mi casa, siempre serás cómo uno más de la familia”. Pero jamás le volví a ver.
Intenté variar el rumbo de la conversación porque se me estaban enturbiando los ojos. A bordo de Elcano, Manu siempre se estaba metiendo en líos.
-El chifle que le robaste al contramaestre te jodió bien jodido, Manu.
-No aguantaba el silbato de aquel cabronazo.
-Pero lo malo fue cuando se enteró que lo habías tirado por la borda, por eso media travesía te la pasaste de gaviero, coño.
-Y mientras tanto tú, haciéndote la picha un lío con el sextante.
Recuerdos, anécdotas,…La mente de Manu estaba en perfecto estado de revista y enlazaba recuerdo tras recuerdo vivido por él en primera persona. Le dejé hablar sin interrumpirle, porque me sabía de pe a pa toda su vida…..Me señaló dos fotografías…
Recuerda su estancia en el Narval S-64. El submarino S-64 Narval causó baja en abril de 2003, en la Lista Oficial de Buques de la Armada, en un acto que tuvo lugar en el muelle del Arsenal de Cartagena. Él estuvo presente.
Como dato anecdótico de este submarino que ya es historia, citaré que a lo largo del verano de 1975, cuando efectuaba su alistamiento previo a su entrega a la Armada, se estableció todo el llamado "protocolo de pruebas", en el que se concretaron todas las fechas en que se debían realizar las diferentes pruebas que debía pasar antes de causar Alta.
O sea que se fijaron las fechas que debería "correr la milla", que debería efectuar su primera inmersión, que bajase por primera vez a cota máxima, que tirase su primer torpedo de ejercicio, y toda la parafernalia y coñas marineras que conllevan esa especie de bautizo.
El colofón a todo ese programa de pruebas, sería el Alta Oficial del buque en la Armada, y por tanto el primer izado de la bandera nacional en su asta de popa, que se había establecido para el 20 de noviembre de 1975.
Lógicamente, nadie en el verano de ese año podía imaginar que la fecha fijada para el Alta en la Armada iba a coincidir con la muerte de Franco.
Así que llegado el día, se pospusieron todos los actos 48 horas, de modo que el Alta Oficial, y por tanto el primer izado de bandera en su asta de popa se efectuó el 22 de noviembre de 1975, justo a la misma hora en que las Cortes proclamaban a Juan Carlos I como Rey de España. Por cierto, y puesto que ese día estaba decretado el luto nacional, la bandera según se izó por primera vez a tope, fue inmediatamente arriada a media asta.
Manu se levantó penosamente del sillón y desclavó de la pared unas fotografías que recogían distintas instantáneas de su otro gran amor naval:
El Marsopa S-63.
El 28 de mayo de 1978 se celebró el Día de las Fuerzas Armadas, y entre la tripulación del submarino Marsopa S-63, en aguas de Cartagena se escuchó la orden de zafarrancho de combate. Fueron 12 horas de ejercicio, siete de ellas sumergidos. Coincidieron con unas maniobras de adiestramiento, de las que se llevaban a cabo periódicamente para mantener y elevar el grado de instrucción de las unidades de la Armada. El ejercicio previsto para aquel día se dedicó a la lucha antisubmarina.
Y el Marsopa S-63 era la presa a cobrar.
Comenzó la carrera. Durante las 12 horas que duró la travesía, la fragata Extremadura, y el destructor A. Valdés fueron a degüello tras el Marsopa. La persecución comenzó en mar abierto y hasta allí navegó el submarino en superficie hasta la zona prevista para los ejercicios.
A bordo del Marsopa comenzaron a escucharse por el interfono las expresiones “India Charlie”, “Lima Tango”, “Alfa Quebec”, “Eco Kilo” y la fatídica “Óscar, Óscar, Óscar”. Esta última es la que indica que el submarino ha sido hundido.
En el Marsopa S-63 había dos camas por cada tres individuos, lo que equivalía a dormir siempre “en cama caliente”, y que un tercio de la dotación estuviera de guardia mientras descansaban los dos tercios restantes en turnos de cuatro horas.
En aquellos tiempos tan sólo se disponía de cinco minutos de agua, suministrada tres veces al día, con un promedio de cinco a siete litros por persona, para alimentación e higiene, cuando se efectuaba un crucero de larga duración.
-Bueno Manu, ocurría igual en todos los submarinos. Siempre estábamos de mierda hasta las cejas y en el Tramontana teníamos goteras y los mamparos comenzaban a sudar en cota de 50 metros.
-Total, que en el S-63 éramos 56 tíos oliendo a chotuno, a grasa, aceite y gas-oil; el comandante, siete oficiales, 15 suboficiales y 33 marineros.
El S-63, era de la clase Delfín y había sido construido en Cartagena, con licencia franchute. Su destino final fue un desguace que lo convirtió en chatarra.
-Quedó como yo lo estoy ahora, varado tierra adentro.
-Tú no estás varado, Manu, no me jodas.
-¿Ah no?.....¿Y vivir así, recluido en una residencia para ancianos, no es estar varado?...Ahora sólo falta que me desguacen….
-¿Y tu hijo qué dice a eso? Porque fuiste tú quien se largó de casa.
-El casado, casa quiere. Pero de eso a compartirla con un viejo va un abismo. Y cuando uno ve que está de más y molesta, lo mejor es liar el petate y saltar por la borda.
-Aquí estás muy bien cuidado. Es una residencia de lujo, coño, no te quejes.
-Mis buenos cuartos me cuesta. Menos mal que años atrás ahorré tela marinera, que si no ahora me vería en un asilo.
-Eso es cierto. Algo se pudo ahorrar Cuando currábamos en las plataformas submarinas de la Texaco y B.P. ganábamos pasta por un tubo.
-Si, pero lo malo era cuando después de 14 días de guardia, venía el pájaro a recogernos y nos trasladaba otros 14 días a tierra firme.
En aquellos lejanos tiempos, tras causar baja voluntaria en la Armada, Manu y yo trabajamos al alimón para la Texaco Oil Company y para la British Petroleum. Trabajo muy duro, tanto en la sección de motores y de bombeo con Manu como principal responsable, mientras que yo me pasaba el día en remojo revisando y cambiando válvulas, soldando estructuras y a la hora de emerger a superficie, jugándome diariamente el pellejo con cada descompresión.
Pero éramos jóvenes, teníamos dólares a espuertas y 14 días de juerga para poder gastarlos alegremente.
-La verdad es que cuando llegaba el helicóptero se me alegraba el cuerpo, pero sabía de antemano que me iba a fundir parte de mis ahorros.
-Con todo y con eso, tú eras más ahorrador que yo, Manu.
-Tú no tenías porqué serlo. En España no tenías una parienta fija, y yo sí. Y además tenía un hijo y yo quería que de mayor ingresara como cadete en la Naval de Marín….
Ahora, cuando estoy escribiendo este relato, me acuerdo que observando su tez cerúlea a través del cristal en el velatorio, pensé que de nada le sirvió a Manu sacrificarse en vida por su mujer e hijo. Su mujer le abandonó, (demasiados meses de ausencia en la mar, lejos del hogar), y su hijo jamás ingresó en la Naval de Marín. Ni siquiera había asistido a su entierro.
La Texaco y la BP andaban a hostia limpia perforando pozos hasta en el coño de sus pajoleras madres. Con tal de extraer 10 millones de barriles más al día la una de la otra, todo era válido. Se compraban Gobiernos y también sicarios-saboteadores expertos en demoliciones submarinas, debido a lo cual cada compañía petrolera tenía sus propios equipos de contra-saboteadores.
Manu, en sus horas libres formó parte voluntariamente junto a los submarinistas de mi equipo que hasta en tres ocasiones tuvimos que estar de guardia permanente bajo una plataforma de la Texaco en el Golfo de Maracaibo.
La mayoría de elementos que componían los equipos de sabotaje eran súbditos de Su Graciosa Majestad, ex miembros de la Royal Navy, que lo mismo le adosaban una carga explosiva a una plataforma yanqui que a otra inglesa. La cuestión era joder el ritmo de producción y paralizar por un par de días la extracción de crudo.
-Ten en cuenta que con sólo poner una carga explosiva en una válvula de aspiración, se iba a tomar por saco el invento y hasta que no se sustituía por una nueva, todo Dios mano sobre mano sin dar capazo….
-Bueno Manu, todo Dios menos mi equipo, que éramos los encargados de efectuar las reparaciones, no me jodas…
-Oye Pepelu, que yo también me la jugué alguna vez ¿eh?
-Y bien que te la jugaste, capullo. Y encima no cobrabas por las inmersiones.
-No te iba a dejar en la estacada con los hijoputas de la Royal Navy
-Ya lo sé viejo, “Ad Utrumque Paratus” ¿te acuerdas del lema?.
-Así es, camarada….siempre lo hemos estado…Preparados Para Todo, menos para esto,…La Armada no nos preparó para morir de viejos, más solos que la una y comidos por un puto cáncer……
-Esta Nochebuena la pasas en mi casa. Te vengo a buscar el lunes 23.
-Ni se te ocurra venir. El lunes tengo sesión de quimio en el Marañón.
-Bueno, pues el martes 24.
-No insistas, Pepelu. Después de cada sesión me quedo hecho polvo. Y no temas por mí,…estoy preparado para la inmersión final,,,,
Creo que aquellas fueron las últimas palabras que oí en su boca. Las pronunció en voz baja, con un resuello que se convirtió en sollozo. Yo a mi vez aguanté cuánto pude para no unirme a su llanto.
Dándole un abrazo le dije:
-Nos vemos para Reyes, ¿vale?
Pero no obtuve respuesta.
Este es el fin de un relato, que tal y como le comenté en un e.mail privado a un entrañable amigo de Blogger, le debía a este otro gran amigo y camarada que ya no está entre los vivos. Ahora su cuerpo físico ya no permanece varado tierra adentro. Sus cenizas regresarán a la mar. Ahora su espíritu está navegando con todo el trapo arriba rumbo a la última frontera.
Creo que el Gran Almirante Celestial lo habrá acogido en el cielo, de mejor grado que sus familiares le acogieron y despidieron aquí en la tierra.
Y quiero cerrar esta entrada con parte del mismo texto que figuraba en el e.mail privado que le remití a mi entrañable amigo de Blogger. Fueron unas letras premonitorias puesto que hace unos días, velando el cadáver de Manu, me sucedió:
“Llorar en silencio me consuela. Es como abrir el alma de par en par y dejar que se oree. Cuando a uno se le saltan las lágrimas, de alguna forma te liberas del lastre que has ido acumulando en la vida y al llorar lo arrojas por la borda. Es un acto semejante al que ocurre cuando estando a bordo, una ola invade la cubierta y el agua retorna a la mar colándose por los imbornales de babor y estribor. Aunque después estalla otra rociada y vuelta a empezar. El ciclo no se detiene hasta que amaina el temporal.
Esa ha sido mi vida. Temporal tras temporal. Con mi alma empapada pidiendo el cese de la tormenta. Ni siquiera ahora, a punto de cumplir 72 años, he conseguido maniobrar para poner mi alma al pairo. Y lo que a mí me sucede de igual forma les ha sucedido a muchos de mis compañeros de armas, a los que por cierto tengo que recordar mediante un post que saldrá en breve a la luz, máxime porque antes de Navidad visité a uno de ellos internado en una residencia para ancianos y salí con mi alma rota en mil pedazos.”
Este ha sido mi recuerdo hacia él en un post.
Y esta la oración que recé ante el cadáver de Manu:
“Cuando ruges furiosa, y tus manos en forma de montañas de blanquecina cresta intentan golpear mi rostro, entiendo que debo esperar a que tus aguas se calmen hasta mostrar mi reflejo. Es entonces cuando navego acariciando la superficie de tu cuerpo. Después, penetro en la profundidad de tu misterio y descubro tus secretos.
He estado varias veces a punto de dejar mi mundo para quedarme para siempre en el tuyo; pero tú siempre me has ofrecido el billete del retorno, permitiéndome tan sólo ser tu pasajero.
Me convertiría en firmamento con tal de poder besarte en la línea del horizonte, y notar en mis labios tu húmedo y salado contacto, y allí, escondidos entre la calima matinal, allí donde desaparecen hasta las más altas cofas, fundirnos en un abrazo eterno.
Perdóname por todas las veces que con mi proa he cortado tu danza azul, y por la fugaz cicatriz que mi estela te ha dejado. Gracias por abrigarme en tu puerto, por dejarme dormir en tu seno, ofrecerme tus frutos, y por permitirme nacer justo donde tú mueres.
Ahora sólo me queda pedirte que cuando llegue mi día, me dejes descansar en tu sagrado lecho, hundirme en tu abismo, perderme en tu piélago para así, viajar juntos hasta morir en la última playa.”
José Luis de Valero.
VARADO TIERRA ADENTRO
VARADO TIERRA ADENTRO por devalero
Juan Sebastián de Elcano.
Velas de la Libertad.
No he podido evitar emocionarme ante tu relatp, has hecho que se escapen la lagrimas joder. Seguro que tu amigo esta rompiendo olas gigantes con el estomago encogido y con dos cojones. Mi mas grande abrazo Jose Luis
ResponderEliminarGracias querido Guillermo. Como ya te he comentado anteriormente, también yo esta pasada noche he llorado al escribir esta entrada. Quizá sea porque nos hacemos viejos y los recuerdos y sentimientos habidos a lo largo de toda una vida afloran a la superficie y a veces nos abruman.
EliminarSin duda que Manu a estas horas navega a toda máquina y sin necesidad de sextante para establecer posición, ni cartas náuticas para fijar rumbo. Tiene todo el Cosmos a su disposición.
Un fuerte abrazo, querido Guillermo. .
Que Manu navega por el inmenso océano cósmico, no me queda la menor duda. Como un dia nos tocará a nosotros. Allá nos encontraremos todos y en la nave de los recuerdos, izaremos la bandera de la libertad. Todos los pasajes que en la vida protagonizamos, pasarán raudos y veloces como estelas en la mar. Gracias mi capitán por el relato. Ha sido emocionante.
ResponderEliminarGracias a ti por leerlo, mi querido Charne:
EliminarSin duda, a nosotros los viejos, el hecho de rememorar aunque sea parcialmente fracciones de nuestra vida es algo que nos crea una doble sensación. La primera es la de saborear con cierta nostalgia los años vividos en plenitud de facultades tanto físicas como mentales, y la segunda sensación estriba en que mentalmente repetimos que "Cualquier tiempo pasado fue mejor".......Y visto cómo está el patio, a ver quien es el chulo que dice lo contrario.
De todas formas tenemos que conformarmos con nuestro presente, siempre a la espera que nuestros días finales sean dignos de ser vividos, cuando menos, poseyendo una mente lúcida como la tuvo mi viejo camarada hasta el final de sus días..
Aunque para otros, como le sucedió a Manu, la deserción de su mujer e hijo haya significado como el impacto de un torpedo en la línea de flotación de un navío.
Un abrazo, mi viejo y también entrañable amigo..
No te preocupes estará preparando nuevas aventuras.
ResponderEliminarEso seguro, estimado Mamuma. En vida Manu era una persona activa y siempre se mantuvo en excelente forma física. Incluso de viejo se pasaba toda la mañana en el gimnasio. Por eso ahora lo más seguro sea que ande por ahí jugando a los bolos con los planetas.
EliminarUn abrazo, estimado motero.
Bendito Sea El Alto Sentimiento
ResponderEliminarQue Nos Hace Apreciar Lo Valioso.
Bendito Sea El MAR, Azul Y Hermoso,
Parte Del COSMOS...Muerte Y Nacimiento.
Bendita La AMISTAD, Que Hermanamiento,
Produce Y Acrecienta Y Llena El Foso,
Que Separa A Los Seres... SOL Hermoso,
Que Mitiga Cualquier Sufrimiento...
Aunque Solos Venimos Y Nos Vamos.
Allá En El OTRO LADO, Encontraremos
A Camaradas Fieles, Que Dejamos.
Con Los Que Alegres, De Nuevo Brindaremos...
Cerrad Los Ojos, Que En SUEÑO, Ya Zarpamos...
¡Avante Un Tercio!¡Rumbo A La LUZ, Que ALCANZAREMOS!
Arriad Bandera. ¡Listos Para INMERSIÓN!
Se Ha Ido Un CAMARADA... Vive En Tu Corazón.
AT UTRUMQUE PARATUS. Ceniza Al Espigón.
Mi Muy Querido Jose Luis. Perdoname, Por Haberme Atrevido A Componer Este Soneto. Yo También Sé Lo Que Es Perder A CAMARADAS,-Aunque No Fueramos De La Milicia-, Y Por Eso Te Comprendo.
Es Triste Que Un Hijo, Reniege Así De Su Padre Y Nisiquiera Le Rinda Honras Fúnebres. Pero Ya Tendrá Cumplida LIQUIDACIÓN En Su Día, Porque Lo Que Siembras Recogerás.
Querido Jose Luis. No Digo Más, Porque Ya Lo Has Dicho Tú TODO, De Forma Tan Conmovedora Como Hermosa.
¡Dichosos Los Que Tienen/Tenemos, Amigos Y Camaradas Como TÚ, Aunque Sea De Forma "VIRTUAL" !
Levanto Mi COPA Por La GLORIOSA AMISTAD Y CAMARADERÍA.
Y Tú Recibe Mi Fraternal Abrazo-
¡¡ARRIBA EL ÁNIMO!!
Y
¡¡RIAU RIAU!!
Mi muy querido Manuel:
EliminarTú también llevas su nombre. Y sin duda alguna ostentas los mismos valores humanos y espirituales que a él le adornaron. Eso siempre lo he sabido por el énfasis y la humanidad que se refleja en tus letras. El soneto con el cual nos obsequias en tu comentario, da fe de ello.
Tu última terceta lo dice todo. Hace años que también yo estoy preparado cuando llegue mi hora, para arriar la bandera de mi vida física e niciar la última inmersión. Ad Utrumque Paratus, Preparados para todo....Y por supuesto, mis cenizas serán lanzadas a la mar desde un espigón o más bien acantilado, que también el lugar está dispuesto en mi testamento.
Gracias por tus emotivas letras, querido Manuel.
Recibe mi fraternal abrazo.
“Sé que moriré solo,…como un viejo navío varado tierra adentro”. Pero eso no se ha cumplido, porque me consta que tú estabas muy cercano a él. Recibe mi sentido pésame, José Luis, por la pérdida de tan estimado amigo. Recibimos a la familia como donación de la carne, pero a los amigos los elegimos con el corazón y hasta con el alma. ¡Descanse en paz y brille para él la luz perpetua!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Mi entrañable Francisco:
EliminarQuiero darte públicamente las gracias, tanto por este comentario como por todas las palabras con las cuales en días pasados a través de varios e.mails alimentaste mi espíritu. Para mí significó y significa un privilegio contarte entre los míos. Y cuando escribo "míos", significa que tú eres de las personas que se vuelcan y entregan ayudando a sus semejantes cuando éstos se encuentran inmersos en dificultades, no sólo de índole social, como es tu labor en Cáritas, sino de índole personal y anímico como ha sido este caso.
Y es cierto lo que apuntas: A los amigos los elegimos con el corazón y hasta con el alma.
Porque para mí, tú eres y serás uno de ellos.
Recibe mi entrañable abrazo.
Hermoso y digno homenaje para un marino. En ésta, su última singladura, Seguro que ha sido ya recibido por el Gran Almirante con el cariño con que todo padre recibe a sus hijos. Descanse en paz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querido Javier
EliminarA buen seguro que el Gran Almirante Celestial lo tiene a su vera, a pesar que Manu no era precisamente un ferviente católico-practicante. Sin embargo me acuerdo que sólo le ví emocionarse e incluso llorar cuando se entonaba la Salve Marinera. La última vez fue en Galicia, en Las Cíes, cuando tras empacar todo nuestro equipo a punto de regresar a casa, los viejos gilipollas que cooperamos cuánto pudimos en la extracción de chapapote, entonamos la Salve mirando hacia la mar totalmente ennegrecida.
Porque sin duda, aquella visión era para llorar .
Un fuerte abrazo, querido Javier.
Me has emocionado amigo Jose Luis. Sin duda la amistad es lo mas valioso que hay sobre la tierra y el Mar. Mi sentido pésame por la pérdida de tu amigo.
ResponderEliminarHas traído a mi memoria mi única experiencia submarina, en el S34 "Cosme García" cuando crucé el estrecho en inmersión de maniobras. ¡que tiempos aquellos!.
Te dejo por si quieres leerlo un buen post de otro comandante del ramo sobre el S34 http://atonyskys.blogspot.com.es/2011/03/semblanza-de-un-submarino-puntero-cosme.html
Para terminar entre colegas y como homenaje a tu amigo unas estrofas que habremos cantado infinidad de veces:
¡Salve!, Estrella de los mares,
de los mares iris, de eterna ventura.
¡Salve!, ¡oh, Fénix de hermosura!
Madre del Divino Amor.
De tu pueblo, a los pesares
tu clemencia dé consuelo.
Fervoroso llegue al cielo
y hasta Ti, y hasta Ti, nuestro clamor.
¡Salve!, ¡salve!, Estrella de los mares.
¡Salve!, Estrella de los mares.
Sí, fervoroso llegue al cielo,
y hasta Ti, y hasta Ti, nuestro clamor.
¡Salve!, ¡salve!, Estrella de los mares,
Estrella de los mares,
¡Salve!, ¡salve!, ¡salve!, ¡salve!.
Un abrazo.
Éstimado Teo Doro
EliminarEl relato escrito por D. Mariano Juan y Ferragut , el último comandante del Submarino S-34 "COSME GARCIA", es una maravilla como redacción literaria, puesto que el veradero protagonista es el propio submarino. Es él quien nos habla narrándonos no sólo su historia, sino también sus sentimientos. Yo siempre he creído que cualquier nave posee su propia "alma", por así decirlo o expresarlo de algún modo. Mi viejo Tramontana también la tenía aunque nunca tuvo el glorioso pasado del Cosme Garcia. Era un desecho de la Marina franchute y sus mamparos crujían cada vez que iniciábamos una inmersión. Yo no ví su final porque ya no estaba en la Armada y trabajaba lejos de España. Acabó convertido en chatarra aunque creo que nadie fue a despedirse de él.
También les ocurre lo mismo a muchos viejos marinos.
Aunque creo que Manu tuvo mejor suerte, porque yo fui el único camarada que veló su cuerpo y depositará sus cenizas en la mar. Espero que el día que llegue mi hora, alguien haga lo propio.
¡Salve!, Estrella de los mares, ¡Salve!
Un abrazo, querido Teo Doro.
Ahora te entiendo a la perfección. Lo has dejado todo en su justo sitio, pues por un verdadero amigo se hace "todo". La muerte nunca es el final y en esta vida militar, siempre estaremos preparados para ella. Nos enseñaron a se así, aunque muchos no nos entiendan. Rumbo al atardecer.
ResponderEliminar¡Salve!, Estrella de los mares, ¡Salve!
Se me olvidaba:
Eliminar"NAVEGANDO EN SILENCIO POR LAS PROFUNDIDADES"
En efecto Doramas. Ese era el lema del Marsopa S-63
EliminarA lo largo de nuestra vida Manu y yo fuimos como hermanos. Yo diría que más que hermanos. Compartimos lo bueno y tambien los tragos amargos. Pero es indudable que la vida militar y el trabajo en la mar de algún modo forjó nuestro carácter y espíritu patriótico. Y creo que con nuestro comportamiento a nivel individual hicimos y seguimos haciendo honor al lema del Arma Submarina Española "Ad Utrumque Paratus"...Estamos preparados para todo, excepto para contemplar cómo se está destruyendo a nuestra Patria. Es una visión que duele, máxime a nuestros años, cuando estamos a punto de arriar la bandera de nuestra vida y con los tubos vacíos.
EliminarDesde aquí sólo se pueden disparar palabras.
Un abrazo, camarada.
Grandioso, José Luis.
ResponderEliminarAunque soy algo más joven que vosotros, también sé qué es perder a un buen amigo, y tus letras me han hecho recordar aquellos momentos vividos... y los que no tuvimos tiempo a vivir.
Pero, como dicen un compañero en los comentarios que acompañan a tu obra maestra, al final, cuando todos emprendamos el viaje póstumo, volveremos a estar juntos, todos sentados alrededor de la misma mesa, y volverán las risas.
Un abrazo fuerte.
Que así sea, querido Herep. Y en efecto, te refieres al comentario de nuestro camarada de fatigas, Charneguet. También él sabe lo que es luchar contra los elementos, contra las tormentas que se cruzan en nuestras vidas. Casi todos los viejos que hoy en día estamos a bordo de Blogger podemos dar fe de ello. Por eso algunas veces nuestros escritos, además de reflejar opiniones, anécdotas y coñas marineras, reflejan sentimientos personales que permanecían ocultos en lo más profundo de nuestro ser.
EliminarY estoy contigo:"cuando todos emprendamos el viaje póstumo, volveremos a estar juntos, todos sentados alrededor de la misma mesa, y volverán las risas."
Como te he comentado al principio: Que así sea.
Recibe mi entrañable abrazo, querido Herep.