HITLER Y BUSH:
HERMANOS CLÓNICOS
Post-reportaje original editado en Octubre de 2001
Post-reportaje original editado en Octubre de 2001
"Dejad que nos odien,.... basta con que nos tengan miedo"
("oderint dum metuant" , del emperador Calígula)
Sin duda esta frase atribuida a Calígula ha sido puesta en práctica por todos los tiranos, dictadores y genocidas que han asolado y todavía asolan nuestro castigado Planeta. Hitler la hizo suya y la humanidad le odió por las atrocidades que cometió en el pasado siglo. En un principio las naciones le temieron, pero más tarde pasaron a la ofensiva y acabaron con el genocida. Mas no pudieron acabar con el germen del Mal que anida en cerebros que parecen haber sido engendrados en el mismo infierno.
Parece que una fracción de la Historia revive. Los fantasmas del pasado resurgen, se alzan de sus tumbas y pasan el testigo de sus atrocidades a nuestros contemporáneos. Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, cabalgan a galope tendido sobre la faz de la Tierra. Han cambiado su enseña roja con la esvástica negra por otra bien distinta: Sobre sus calaveras, símbolo de destrucción y muerte, ondea una bandera compuesta de barras y estrellas.
Algo así dio a entender un periodista italiano, cuando arremetió contra el que reside al otro lado de la línea fronteriza que separa Méjico de Estados Unidos: "George Bush (hijo), un fanático paranoico, intoxicado de mesianismo, con menos luces que una babosa, ebrio de poder como antaño fue borracho de alcohol y condenado legalmente por ello el 4 de septiembre de 1976 cuando conducía bebido y a toda velocidad su automóvil, y amonestado también por el famoso predicador Graham que le dijo: "¿Quién eres tú, para creerte Dios?".
Y aquel periodista tenía toda la razón. George Bush, fue y es militante de la Christian Right, la derecha cristiana tejana y sudista, Bush es un racista enamorado de la pena de muerte, sobre todo contra los negros, y está siendo el peor presidente norteamericano de la última centuria, el que mayores tragedias desencadena y desencadenará sobre su propio pueblo. Bush es la otra cara del homo sapiens, la encarnación del homo demens. Su compatriota, el anciano escritor Kurt Vonnegut no dudó en calificarlo del "más sórdido y patético golpista de opereta que es dado imaginar".
Sin embargo el tema de este escrito es la comparación entre Adolfo Hitler y George Bush.
Es obvio que existen diferencias. La primera de ellas es que el criminal de guerra, genocida del pueblo judío y del pueblo soviético, ganó por abrumadora mayoría los comicios alemanes, mientras que el criminal de guerra, genocida del pueblo iraquí llegó al poder en forma fraudulenta, en medio del mayor escándalo electoral de la historia norteamericana.
Desde el punto de vista teórico la comparación entre Bush y Hitler es correcta. Los historiadores han definido al nazismo como la dictadura terrorista del capital financiero en expansión. Bush al ponerse al margen de la ley e invadir a una nación indefensa que no lo agredió, para quedarse con su riqueza petrolera, la segunda mayor del mundo, y anunciar que después le seguirán otras naciones petroleras, se acercó a la definición de dictadura terrorista del capital financiero. Aunque no le guste aceptarlo.
George Bush ya llevaba en sus genes la raíz nazi. Su abuelo, Prescott Bush, era socio de Brown Brothers Harriman y uno de los propietarios de la Unión Banking Corporation. Ambas empresas jugaron un papel clave en la financiación de Hitler en su camino hacia el poder alemán.
El gobierno norteamericano ordenó el 20 de octubre de 1942 la confiscación de la Unión Ranking Corporation propiedad de Prescott Bush e incautó además la Corporación de Comercio Holando-Estadounidense y la Seamless Steel Corporation, ambas administradas por el banco Bush-Hamman.
El 17 de noviembre de ese mismo año, Franklin Delano Roosevelt confiscó, por violación a la ley de comercio con el enemigo, todos los bienes de la Silesian American Corporation administrada por Prescott Bush. El bisabuelo de nuestro George, el guerrero de Dios, Samuel Bush, padre del nazi Prescott Bush, fue la mano derecha del magnate del acero Clarence Dillon y del banquero Fritz Thyssen, quien escribió el libro I Paid Hitler (Yo financié a Hitler), afiliándose en 1931 al partido nazi (Partido Obrero Nacional Socialista Alemán).
Y si alguien tiene alguna duda sobre la infame alianza de los Bush con Hitler, le ruego lea el lúcido ensayo de Víctor Thorn. Dice Thorn: "Una parte importante de los cimientos financieros de la familia Bush fue constituida por medio de su ayuda a Adolfo Hitler. El actual presidente de Estados Unidos, así como su padre (ex director de la CIA, vicepresidente y presidente), llegaron a la cumbre de la jerarquía política norteamericana porque su abuelo, padre y su familia política ayudaron y alentaron a los nazis". Todo esto sin contar las estafas y desfalcos de la familia Bush por valor de cuatro millones y medio de dólares al Broward Federal Savings en Sunrise, Florida, o la estafa a millones de clientes del Banco de Ahorros Silverado (Denver, Colorado).
Bisabuelo nazi, abuelo nazi, excepto su padre, que no tuvo tiempo de ser nazi porque ya Hitler se había suicidado en el bunker de la Cancillería en ruinas, aunque se benefició de la fortuna mal habida de sus ancestros.
Pero no condenemos a nuestro homo demens por sus genes siniestros. Juzguémoslo sólo por sus obras. Y comparemos. Sólo comparemos.
¿Cómo se entiende, que el delirante cabo austriaco alcanzara la suma del poder público? Porque no nos olvidemos que Hitler llega al poder en elecciones limpias pero se encuentra con la Constitución de Weimar que le impone límites que su omnipotencia le impide aceptar. Planifica entonces el incendio del Reichstag y en una sola noche es ungido en dictador de la guerra o de la paz.
¿No resultan conocidos esos hechos?
La criminal demolición de las Torres Gemelas trajo los mismos lodos que el incendio del Reichstag. Obviamente no voy a cometer la osadía de afiliarme a la tesis de los que acusan al grupo belicista bushiano de haber orquestado esa masacre o no haberla impedido cuando sabían que se preparaba. No hay pruebas contundentes para tamaña afirmación aunque sí, múltiples indicios de negligencia culpable o fundadas sospechas que son alimentadas por una férrea censura sin precedentes en la democracia norteamericana moderna.
Algún día, cuando el pueblo norteamericano recupere totalmente la libertad de información e investigación sobre el martes negro del 11 de septiembre, hoy acotadas por la ley patriótica aprobada con el único voto en contra de una mujer, símbolo de la dignidad nacional norteamericana, se podrá saber entonces por qué desoyeron los numerosos indicios y huellas dejadas por todo el país anunciando el magnicidio.
Se podrá saber porqué demoraron 80 minutos en despegar los aviones militares para interceptar las aeronaves secuestradas cuando de inmediato se supo que los aviones comerciales que habían despegado de Boston habían sido secuestrados y se dirigían a Washington. No olvidemos que el manual prevé la intervención de la Fuerza Aérea en caso de secuestros, en menos de 5 minutos.
Se podrá saber porqué se ocultaron los restos del presunto avión que impactó en el Pentágono.( y no fue un avión, fue un misil tierra-tierra y eso está probado). Se podrá saber por qué el director del servicio secreto paquistaní, inmediatamente después de reunirse en Washington con Tenet, el jefe de la CIA norteamericana, dispuso, y así lo informa el diario conservador The Wall Street Journal, que Islamabad girara a EEUU la suma de cien mil dólares para Mohammed Atta, jefe del operativo suicida contra las Torres Gemelas de Nueva York.
Sobre este dato aterrador está prohibido investigar al suspenderse las libertades civiles en EEUU a partir de la Ley Patriótica. Se podrá saber, en fin, por qué 15 de los 21 integrantes de los comandos suicidas eran originarios de Arabia Saudita, el principal aliado de los EEUU en el golfo Pérsico. No había ni un sólo iraquí. Ni por casualidad.
Pero más allá de las sospechas, no hay duda que el descontrolado presidente de EEUU, ungido en elecciones fraudulentas, en medio de una impresionante recesión sin salida a la vista, con el más bajo nivel de popularidad inicial en un mandatario, pasó a dominar todo el escenario y a recibir poderes inconcebibles en una democracia, siendo coronado Emperador vindicator para lavar la afrenta que los bárbaros infringieron a su pueblo.
El incendio del Reichstag capitalista americano del 11 de septiembre brindó la gran oportunidad de su vida a George Bush. La peor victoria electoral en EEUU de un presidente desde 1876 hasta nuestros días se transformó en la mayor posibilidad histórica recibida por belicista alguno para imponer al mundo el nuevo orden norteamericano.
Así como Hitler lo primero que hizo fue rodearse de una pandilla de facinerosos como él, fanatizados por el poder de la fuerza, como Goering, Goebels, Himmler, Mengele, Eichman, el presidente tejano buscó la coraza protectora de una guardia de hierro, por momentos más belicista que él, que le impiden la tentación de la duda y que portan como él una marca en el orillo: todos son petroleros.
El vicepresidente Dick Cheney estuvo en el grupo Halliburton Oil, el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld en la petrolera Occidental, la Consejera de Seguridad Nacional, la solterona despiadada Condoleeza Rice, que por una broma de la vida su nombre significa "con dulzura", integró el directorio de Chebron y tiene buques petroleros con su nombre.
También la secretaria del Interior, Gale Norton está vinculada al petróleo como Bush padre también lo estuvo en el grupo petrolero Carlyle, y el actual presidente Bush hijo en la Harkings Oil. Este es el quinteto de la muerte que rodea al guerrero Bush, una verdadera mafiocracia, al igual que el quinteto que se fusionó con Hitler, se nutrió de una Biblia muy especial.
En este caso la filosofía de Hegel, Nietzsche, Schopenhauer, que le dio vida y pasión al creador del holocausto del siglo XX fue sustituida por especímenes menos cultos y de menor prosapia intelectual, pero más pragmáticos para el Hitler del siglo XXI.
¿Cuáles son los autores de cabecera de esta pandilla belicista?
El bostoniano Henry Cabot Lodge afirmando que "en el siglo XIX ningún pueblo igualó nuestras conquistas, nuestra colonización y nuestra expansión y ahora nada nos detendrá". Marse Henry Watterson declarando que EEUU es "una gran república imperial destinada a ejercer una influencia determinante en la humanidad y a modelar el futuro del mundo como no lo ha hecho nunca ninguna otra nación, ni siquiera el imperio romano".
O Charles Krauthammer quien hace muy poco, en 1999 escribió en The Washington Post: "EEUU cabalga por el mundo como un coloso. Desde que Roma destruyó Cartago ninguna otra gran potencia ha alcanzado las cimas a las que hemos llegado. EEUU ha ganado la guerra fría, se ha puesto a Polonia y a la República Checa en el bolsillo y después ha pulverizado a Serbia, Afganistán e Irak Y de paso ha demostrado la inexistencia de Europa".
O Roberto Kaplan señalando que "la victoria de los EEUU en la segunda guerra mundial, al igual que la de Roma en la segunda guerra púnica, la convirtió en una potencia universal". O el conocido historiador Paul Kennedy explicando que "ni la Pax Británica, ni la Francia napoleónica, ni la España de Felipe II, ni el Imperio de Carlomagno, ni siquiera el Imperio romano pueden compararse al actual dominio norteamericano. Nunca ha existido tal disparidad de poder en el sistema mundial".
O el director del Instituto de Estudios Estratégicos Olín de la Universidad de Harvard, profesor Stephen Peter Rosen afirmando que "nuestro objetivo no es luchar contra un rival, porque éste no existe, sino conservar nuestra posición imperial y mantener el orden imperial".
O el inefable Zbigniew Brzezinski declarando que "el objetivo de EEUU debe ser el de mantener a nuestros vasallos en un estado de dependencia, garantizar la docilidad y la protección de nuestros súbditos y prevenir la unificación de los bárbaros".
O el Presidente Wilson declarando en pleno Congreso de la Unión que "le enseñaría a las repúblicas sudamericanas a elegir buenos diputados". O el célebre Billy Sunday quien definía a un izquierdista latinoamericano como "un tipo con hocico de puerco espín y un aliento que haría huir a una mofeta", agregando que si él pudiera "los amontonaría a todos en prisiones hasta que se les salieran los pies por las ventanas".
Escuchemos ahora al vicepresidente de los EEUU Dick Cheney y al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que junto con Dulzura Rice, forman un triángulo belicista, más temible que el de las Bermudas.
Dijo el vicepresidente Cheney ante esta guerra santa: "EEUU no tiene que enrojecer por ser una gran potencia y tiene el deber de actuar con fuerza para construir un mundo a imagen de EEUU". Mientras que el jefe del Pentágono fue más claro, por si no lo entendimos. Rumsfeld dixit citando la frase preferida de Al Capone: "Se consigue más con una palabra amable y un revólver que con sólo una palabra amable".
Este lenguaje que nutre la epidermis y las neuronas de Bush es un lenguaje autoritario e intimidatorio que conduce inevitablemente a la perversión moral del fin justificando los medios. La característica esencial del lenguaje de la banda mafiosa de Bush, similar al lenguaje nazi, es la simplificación, el reduccionismo y la intimidación.
El lenguaje de este grupo depredador es un lenguaje esquemático, emocional, cargado de prejuicios que incita a la exaltación de los sentimientos más nobles del pueblo. No tengo dudas que Bush se nutre del lenguaje nazi.
Bush no cree, como Hitler, en el Estado de Derecho que no es el Estado que posee leyes sino el Estado que se somete él mismo, al imperio de la ley y no puede transgredirla por ninguna causa. Y menos aún por la razón de Estado. En nombre de la razón de Estado o de la Patria o de la seguridad nacional, se han cometido crímenes abominables. ¿Qué diferencias entre el edificio intelectual de Bush y el de Hitler, existen en el escenario de la razón de Estado? No creo que muchas. Salvo diferencias de estilos, épocas y magnitud de fuerza y poder. El discurso de la banda Bush es el discurso del amo y del esclavo. No hay diferencias con el discurso de la pandilla hitleriana.
Uno es más amable que el otro. Aunque la historia está probando que el menos amable fue menos mortífero. Civilización, barbarie, pacificación de los bárbaros, pueblo elegido y de ahí a la raza elegida, hay un solo paso. En fin ¿no nos hace recordar todo esto al psicópata del bigote?
Y hablando del bigote, es aleccionador el relato que un influyente asesor de seguridad que vive en Washington le contó a la revista argentina "Noticias": "Para bien o para mal, George Bush Jr. es el hombre indicado para esta guerra. Nació para esto. La potencia que le viene de adentro lo hace temblar. Cuando uno está hablando con él en su despacho parece que se va a comer al que tiene enfrente. Se sienta en el borde del sillón, casi sin apoyarse y mueve los brazos como si no supiera qué hacer con ellos. Necesita acción".
Vaya imitación de la gestualidad del dictador nazi. Aunque nunca es lo mismo la flema de un vaquero tejano pistola al cinto que la de un teutón cuasi epiléptico que se atraganta con su furia y escupe al hablar y gesticular.
El cuerpo de Bush no escupe al hablar. Su alma sí escupe, odio, violencia y genera terror. Mas no le importa. Debe haberse aprendido el "oderint dum metuant" del emperador Calígula ("Dejen que nos odien, basta con que nos tengan miedo").
Se siente como el lider nazi, un enviado de Dios, a quien convoca en cuanta oportunidad se presenta. Decretó que todas las reuniones de su Gabinete se inicien con una oración religiosa. Y dice haber consultado a Dios para atacar a Irak despreciando la posición de la mayoría de las naciones del planeta y del 90% de los seres humanos. Trata de imitar al presidente William McKinley invadiendo Filipinas para evangelizar a los nativos y culpando a Dios que le dio la orden de entrar a patadas en ese país.
Otra coincidencia en estas vidas paralelas, que hubiera hecho la delicia de Plutarco, es que Bush y Hitler se hubieran salvado de ingresar a la galería de los grandes bufones de la historia, de haber tenido un psicoanalista a mano. A ambos un buen psicoanalista les habría ayudado a canalizar su libido hacia menesteres más normales, sublimando el único afrodisíaco que tanto Hitler como Bush conocen, que es el poder omnímodo y cruel sobre los demás.
Sigamos viendo las similitudes entre el guerrero de la raza aria y el guerrero de Dios como bien calificara Telma Luzzani, al exaltado tejano.
Bush proclama urbi et orbe la guerra preventiva. Dwight Eisenhower en 1953 no dudó al respecto: "La guerra preventiva es un invento de Adolfo Hitler"; Francamente yo no me tomaría en serio a nadie que me viniera a proponer una cosa semejante".
Pero ¿guerra preventiva contra quién? Bien es sabido que la primera víctima de una guerra es la verdad. Y Bush lo primero que hace para fabricar su guerra preventiva tras el incendio de su Reichstag, es mentir a lo Goebels a un grado tan primitivo que nadie terminó creyéndole algo. Primero dijo que Irak apoyaba a Al Qaeda. Cuando se comprobó el odio irreconciliable entre Saddam Hussein y el ex empleado de EEUU, Ossama Bin Laden, Bush apeló a incluir a Irak en la corriente fundamentalista musulmana. Difícil de creer en el país más laico del mundo árabe.
Apelaron entonces a la existencia de armas de destrucción masiva. Afirmaron que Irak no iba a permitir las inspecciones y cuando las permitió, aseveraron que no iba a dejar entrar a la ONU en los Palacios y otros lugares preservados. Cuando también se reveló que tal negativa era falsa, dijeron que las armas estaban bien ocultas. Finalmente no encontraron ni una sola. Cuando todos los argumentos fueron sepultados pidieron la renuncia o el exilio de Saddam Hussein y admitieron la única verdad real: queremos ocupar el territorio iraquí pese a quien pese y decidir quién lo va a gobernar. Democracia planetaria made in USA, se supone que es eso. La misma operación de desinformación que Hitler lanzó contra Checoslovaquia, Austria y Polonia. Las mismas excusas que iban cambiando a medida que se derrumbaban.
Otra similitud es el desprecio por la comunidad internacional y por la opinión pública mundial. Hitler destruyó la Sociedad de Naciones creada en 1919. Bush hizo trizas las Naciones Unidas, concitando en su contra la mayor oposición a un país desde la fundación de la ONU: 170 países no apoyan la guerra contra sólo 30, la mayoría de éstos sin peso alguno y procedentes de la desarticulada Unión Soviética, que se venden al mejor postor.
El desprecio hacia la gente y sus derechos es el motor de su humanismo. Escuchemos al mariscal Goering en el juicio de Nuremberg: "Naturalmente la gente común no quiere la guerra, pero después de todo, son los dirigentes de un país los que determinan la política y siempre es un asunto sencillo el arrastrar al pueblo. Ya sea que tenga voz o no, al pueblo siempre se le puede llevar a que haga lo que quieren sus gobernantes. Es fácil. Todo lo que uno debe hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y porque exponen el país al peligro".
Fue el nazi Goering el que lo dijo en 1945, no fue George Bush. La diferencia entre Goering y Bush es que el nazi lo dijo en alemán y Bush lo dijo en inglés. La invasión de una nación soberana que no lo agredió necesitaba una legitimación ética aunque ilícita: derrocar al tirano Hussein e imponer a sangre y fuego un gobierno democrático y popular. Suena bien, aunque la comunidad internacional y sus normas sea el precio que haya que pagar.
Pero no es cierto. Nadie duda que Saddam Hussein es un dictador siniestro que ha asesinado a su pueblo y que su partido socialista Baath, de socialista no tiene nada. Pero quién puede creerle a Bush que va a instaurar la democracia iraquí cuando sus predecesores menos nazis que él, invadieron y ocuparon durante años y años naciones soberanas e instalaron dictaduras feroces que defendieron contra sus propios pueblos como Somoza en Nicaragua, Duvalier en Haití, Trujillo en República Dominicana.
Tanto como los regímenes títeres y despóticos que impusieron los nazis en los países que ocuparon, incluida la Francia del mariscal Petain.
Así como Hitler invadió Europa en busca de su Lebensraum, de su expansión territorial y de las urgentes materias primas que necesitaba para el desarrollo alemán y la construcción del nuevo imperio germano que vengara la afrenta del Tratado de Versalles, Bush va en busca también de su propio Lebensraum, de su espacio vital.
Un Lebensraum que en el mundo globalizado de hoy no se mide más por kilómetros de territorios físicamente ocupados sino por el dominio económico y político que se ejerce sobre ellos dirigido a distancia desde los centros financieros internacionales.
Los objetivos del nuevo Hitler son múltiples. En primer lugar, apoderarse del tanque de gasolina del capitalismo mundial que no otra cosa es el Golfo Pérsico. Bush sabe que en 10 años el petróleo que produce su país, locomotora productiva del mundo, se agotará irremediablemente. En 40 años no existirá más petróleo en el planeta. Es una carrera contra reloj.
La última década creció sólo un 5% contra el 45% de la década anterior. El 65% de las reservas están ubicadas en Medio Oriente. EEUU consume 20 millones de barriles por día de los 77 millones que se producen a diario en el mundo, de los cuales sólo 10 millones es producido por los propios norteamericanos, que dependen de los demás para seguir siendo una potencia imperial.
El objetivo del ataque a Iraq, segunda reserva mundial de petróleo, es controlar esos depósitos, controlar su precio y controlar su producción. ¡Qué armas ocultas ni qué coñas marineras!. Si Irak produjera rábanos en lugar de petróleo, ¿a quién demonios se le ocurriría invadir ese país?
Para Bush el petróleo está servido. Falta sólo tomarlo. No sabe aun que puede atragantarse. La segunda jugada de Bush es disciplinar a su aliado, Arabia Saudita, primer productor mundial de petróleo y máxima reserva energética del mundo, cuyos precios no le sirven a EEUU.
El tercer objetivo es invadir a Irán y a Siria, que forman junto con Corea del Norte el "eje del mal", y si la coyuntura es favorable, incluir a Libia en el santa santorum del petróleo
El cuarto paso es destruir la OPEP y apoderarse de los combustibles fósiles del mundo. Si no expropia los fósiles y no encuentra a tiempo alternativas energéticas, el capitalismo norteamericano deberá modificar el modelo de consumo de su pueblo y con ello puede perder el punto de apoyo de su hegemonía mundial.
El quinto objetivo son los suculentos negocios de la reconstrucción de Irak sobre el que se han lanzado muchas de las 500 transnacionales que dominan el mundo, la mayoría norteamericanas.
No menos importante es el sexto objetivo, que se nutre en las enseñanzas de lord Keynes, utilizando la industria bélica para superar la honda recesión en que está hundida la economía norteamericana, con crecimiento cero. No olvidemos que una guerra se gana no cuando se impone la supremacía militar sobre el adversario, sino cuando se obtienen los réditos económicos que son la razón última de su desencadenamiento.
No podemos dejar de mencionar un último objetivo y quizás el más importante de esta guerra: imponer la supremacía del dólar frente al euro que en los últimos tiempos le está dando una paliza al dólar en frentes inesperados, poniendo en peligro el privilegio del peso norteamericano en la comercialización del crudo.
Ese es el plan del genocida. La misma razón de dominio económico que lanzó a Hitler en los brazos de Marte, al grito de "ocupar, administrar, explotar". De ahí a que Bush pueda cumplirlo, hay un gran trecho. Sobre todo teniendo en cuenta que esta guerra inicialmente la afrontó económicamente solo. La anterior invasión a Iraq, legitimada por la comunidad internacional, la pagaron todas las naciones. Esta invasión ilícita, crimen de lesa humanidad contra el mundo civilizado, la pagará sólo EEUU y un pequeño porcentaje, la Inglaterra del renegado Blair, más algunos países satélites incluido el mío, España.
Trazados los objetivos reales, Bush y su banda de halcones patentaron la estrategia militar nazi: la famosa "Blitzkrieg" con que los nazis asolaron Europa, en la modalidad de guerra relámpago con ataques combinados de divisiones enteras de tanques Panzers apoyados por oleadas de aviones y piezas de artillería. Los tiempos cambiaron y la blitzkrieg nazi se transformó en hiperblitzkrieg norteamericana, pero la modalidad inventada por los mariscales de Hitler es la misma que aplica Bush, aunque con una potencia de fuego mil veces superior.
Otra similitud es la desproporción de fuerzas. La invasión nazi a Checoslovaquia o a Polonia donde la caballería polaca se enfrentaba a los tanques alemanes y era diezmada previamente por la aviación, no es nada comparado con el poder de fuego infernal de la más poderosa trituradora tecnológica de la historia.
Es como si los polacos se defendieran con hondas frente a la Luftwaffe de Goering. En la primera invasión a Iraq, los iraquíes tuvieron 120 mil bajas contra sólo 137 norteamericanos muertos y 7 desaparecidos.
Salvo la Guardia Republicana de Saddam, el resto del ejército iraquí son famélicos campesinos sin entrenamiento, ni tecnología, ni armamento adecuado, el que se enfrentará a más de 300 mil soldados entrenados año tras año para matar sin dudar.
¿Qué puede hacer un país que tiene un presupuesto militar de 1.400 millones de dólares contra otro que destina 400.000 millones de dólares anuales en sus Fuerzas Armadas? Y por si fuera poco Bush no deja de pedir más millones de dólares para la propina de esta masacre. Promete a cambio que el botín de guerra compensará con creces la inversión.
Antes de comenzar la matanza el ejército iraquí fue desangrado como se hace con los toros de lidia por los picadores apenas entran en la arena, para que el matador corra menos riesgos. Una década de sanciones económicas, de embargos, carente de repuestos, sin aviones, con escasos tanques, con pocas baterías antiaéreas y sólo equipado con los viejos fusiles de asalto AK 47, ha puesto de rodillas al toro iraquí. El torero sólo tiene que hundir su espada hasta el fondo y esperar la agonía.
Las últimas noticias de Iraq, sin embargo, revelan que desangrado y todo, el toro está dispuesto a vender cara su vida. Todos los días la tierra iraquí se tiñe de sangre. El pelanas austriaco convertido en profeta de la raza aria, Adolfo Hitler, embistió sin respetar los grandes tesoros de la humanidad, destruyendo ciudades prodigiosas, culturas irrecuperables y fantásticos monumentos creados por el hombre a lo largo de los siglos.
Imitando al protegido de su familia, George Bush ha entrado a sangre y fuego en la cuna de la humanidad, en el Mesos Potamos que así se llamaba Iraq hace ocho mil años, "tierra entre ríos", donde se fundó el primer estado, la primera civilización agraria y se inventó la escritura cuneiforme. En la tierra de la legendaria biblioteca de Nínive, la de la Torre de Babel, la de los jardines colgantes de Babilonia, entre el Eúfrates y el Tigris, Bush se lanza inmisericorde en la primera guerra preventiva del siglo XXI.
Ese bastardo asesino deberá responder también por los tesoros culturales que han sido arrasados. Su homo demens tendrá que rendir cuentas al homo sapiens. Como Hitler la tuvo que rendir ante la historia y sus secuaces ante Nuremberg.
Los norteamericanos acérrimos de Bush y de sus hazañas bélicas, afirman sin sonrojo que lo que está haciendo Bush en Iraq es lo mismo que hizo EEUU al liberar a Europa del nazismo. Creo que es un insulto a la inteligencia comparar a Franklin Delano Roosevelt, con este energúmeno del poder que en nombre de las ideas mata las ideas, pero con los hombres adentro.
Roosevelt ingresó a la guerra con la legitimidad que le daban todos los pueblos que se enfrentaron a la barbarie nazi, el primero de ellos el pueblo soviético que ofrendó en el altar del Moloch germano, 30 millones de sus mejores hombres, mujeres y niños, que dieron su vida para cambiar el curso de la guerra, hasta ese momento victoriosa para el Tercer Reich.
Bush hace lo mismo que Hitler, no lo mismo que Roosevelt. Bush viola todas las leyes internacionales, se enfrenta a las Naciones Unidas e invade al igual que Hitler a una nación casi desarmada que no lo agredió en momento alguno. Conviene precisar además ante la afirmación de que EEUU liberó Europa y más allá de la heroica entrega de vidas de los soldados norteamericanos en guerra con el Führer alemán, que el ingreso a la conflagración fue muy tardío, casi al final del conflicto cuando ya Alemania estaba desgastada por la resistencia soviética que enfrentó sola al 95% del potencial bélico nazi concentrado en el frente oriental. O sea, que menos lobos Caperucita, con respecto a la acción salvadora yanqui.
EEUU fue el único beneficiado con la segunda guerra mundial. Durante y después del conflicto. Durante, porque desarrolló lejos de los campos de batalla su industria y agricultura aumentando los salarios reales de 1941 a 1945 en un 27% generando 17 millones de nuevos puestos de trabajo y ofreciendo en 1944 más productos y servicios a su población que antes de la guerra. Y después de la guerra cobró diez por uno su participación, y en Yalta se erigió como la potencia más fuerte del planeta, desplazando a Inglaterra, aunque temiendo a la Unión Soviética, su nuevo contrapeso histórico.
Y así como digo que es un insulto comparar a Bush con Roosevelt, conviene precisar que tampoco confundimos a los padres fundadores de la democracia norteamericana, esos héroes de la libertad, a George Washington, a Abraham Lincoln, a Thomas Jefferson, con este pedagogo del crimen, patán de la muerte, que al hablar por televisión no puede ocultar el gesto taimado de los cobardes.
Charles De Gaulle, ese rebelde de la Francia antinazi, le preguntaba al gran filósofo Jean Guitton. ¿Qué es la cobardía maestro? Y Jean Guitton le contestó: "La cobardía, general, es buscar la aprobación y no la verdad; las condecoraciones y no el honor, el ascenso y no el servicio; el poder y no la salud de la humanidad".
Qué bien se le aplica esta respuesta a nuestro nuevo Hitler que dice defender los derechos humanos de los iraquíes mientras se especializa en convertirlos en desechos humanos. ¿Qué nos puede extrañar esta conducta en un gobernante que se resiste a salvar al planeta de la devastación negándose a firmar los protocolos de Kyoto aprobados unánimemente por la comunidad internacional ?...... Un gobernante que exige a las naciones independientes que firmen un documento en el cual renuncian a su derecho a juzgar a ciudadanos norteamericanos por delitos cometidos en el extranjero...... Un gobernante que se niega a firmar y a participar en la Corte Penal Internacional creada recientemente por la comunidad mundial para juzgar los crímenes de lesa humanidad.....?
....¿Qué se puede esperar de un gobernante que en su propio país, cuna de tradiciones democráticas, ha suspendido los derechos civiles, ha instaurado la censura, las listas negras, la eliminación del habeas corpus, derecho por el que dieron la vida tantas generaciones, imponiendo los juicios clandestinos, las cárceles secretas y el delito de opinión, aproximando a su sociedad a la noche negra del macartismo más anacrónico?......
Pese a todo logra hoy una importante mayoría silenciosa en su propio país a favor del horror de la guerra, en medio de un gigantesco apagón intelectual en la sociedad norteamericana, empujada brutalmente por la desinformación, la deformación de la realidad como sistema, el legítimo dolor del ataque criminal contra las Torres Gemelas que segó la vida de tres mil seres humanos, y por un nacionalismo atizado por el tartufo de la Casa Blanca.
El nacionalismo y el falso patriotismo es otro de los eslabones que unen a Bush y a Hitler. Ese tipo de nacionalismo es el último refugio de los canallas y se apoya en la cultura de los incultos.
Albert Einstein lo describía bien: "El nacionalismo es una enfermedad infantil, el sarampión de la humanidad". ....Y por desgracia, ese sarampión también lo padecemos en España. Pero ya comienza a crecer, desde la raíz, un movimiento popular, en las mejores tradiciones civiles del pueblo norteamericano, para expresarse en las grandes ciudades, para parar con la energía moral que da la razón, a este asesino en serie que está construyendo la mayor iniquidad bélica de las últimas décadas.
El pueblo norteamericano, aunque lentamente, comienza a comprender que "la libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre".
Desde el fondo mismo de la historia comienza a incubarse el antídoto. Todos los imperios y sus profetas se han ido deslizando de victoria en victoria hacia su derrumbe final. Y este imperio y su emperador, al que poco le importa ganarse la mente y los corazones de los pueblos del mundo, que es sordo o finge demencia ante la inmensa rebelión del sentido común, ante ese gran aullido de las sociedades surgido del vientre exasperado de las multitudes que se han lanzado a las calles en todo el mundo clamando por la paz y el cese de la matanza, no tendrá finalmente más remedio que entender que en esta cruzada, al vencedor sólo le pertenecerán los despojos.
Los hombres como Bush creen que los crímenes se entierran. Están equivocados. Los sobreviven. La gente está harta de violencia. Harta de las vendettas miserables de unos contra otros. Y quiere poner fin al tiempo de los asesinos. Y si la llevan a callejones sin salida, reaccionará.
El discurso siniestro del amo y del esclavo termina casi siempre con la ferocidad del esclavo que ya nada tiene que perder. Espartaco dixit.
La protesta no cede en todos los rincones del planeta. No ha habido un imperio tan huérfano de apoyo como el que encarna hoy este morfinómano del poder. Y este inmenso movimiento mundial contra Bush sólo comparable al movimiento mundial contra Hitler, tiene a su favor el clásico estrabismo de los mesiánicos, que les impide ver la realidad.
El murmullo de millones puede transformarse en el brazo que detenga esta locura. No hay que tener miedo a estos gigantes que ignoran las leyes de la historia. Aplican la astucia más que la inteligencia. Ello los remite al mundo de los dinosaurios, esos gigantescos animales que desarrollaron cuerpos enormes y una cabeza diminuta. Cuando vino la hecatombe sus pequeñas cabezas no pudieron inventar la mutación. Pero sí lo hicieron los mosquitos.
Hay un refrán alemán que refiriéndose a Hitler decía que "cuando veas a un gigante, examina antes la posición del sol, no vaya a ser que te equivoques y sólo sea la sombra de un enano". No sabemos aún cuánto de gigante y cuánto de enano tiene nuestro nuevo Hitler.
Recordemos a Gandhi. Sólo con su voz y su conducta por la no violencia puso de rodillas al mayor imperio de su época. Gandhi decía que lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena. Ese silencio hoy no existe.
Todos los pueblos, de los países ricos y de los países pobres, gobernados por la derecha o por la izquierda, todos, con excepción del que habita en el país agresor, que comienza ya a desperezarse, han tomado conciencia de que por primera vez en el siglo XXI la guerra como una cruzada irracional puede cambiar la humanidad. Sabe que una guerra injusta es una catástrofe que paraliza el encuentro del hombre con la humanidad.
Y los seres humanos que deseamos la Paz Universal, unidos todos como una gran manada de lobos que defienden su hábitat, aullamos al unísono para decirle al sicario de la Casa Blanca, que hay una vida y una raza menos sórdida que la suya. Y que vale la pena ponernos en pie para defender esa Paz que un genocida está violando constantemente.
Como corresponsal de guerra en un campo de batalla social y económica llamado España,...como ciudadano libre...y como lobo famélico de esa Paz, me pongo en pie acusando a George Bush como genocida de pueblos indefensos. Al menos me cabe el honor de procesar a este malnacido y descerebrado canalla con las armas de la palabra escrita.
De sobra sé que un corresponsal de guerra informando objetivamente de lo que ha visto en los campos de batalla, puede entrar plenamente en la categoría de "extranjero eliminable y prescindible", pero de alguna forma se tendrá que hacer algo para abortar un nuevo parto de los MELLIZOS CLÓNICOS.
Me consta que los que escribimos contra la opresión USA, entramos por derecho propio en la categoría de "extranjeros eliminables y prescindibles". Todo aquel que combata la injusticia que emana de la prepotencia y el imperialismo yanqui, es perfectamente "eliminable y prescindible". No importa si su mano empuña un fusil de asalto o una pluma, aunque a veces se producen situaciones en las que es conveniente tener ambas armas al alcance de la mano. Sobre todo para defenderse de los bárbaros que en nombre de la democracia asolan la Tierra, cebándose en los más débiles.
Personalmente preferiría empuñar sólo la pluma. Las balas se pierden en el aire o desgarran la vida. Pero lo que se escribe, escrito queda.
Y es imborrable.
Está escrito con la sangre de los vencidos.
José Luis de Valero
Fahrenheit 9/11- (1 parte)
Fahrenheit 9/11- (2 parte)
Bowling For Columbine
Me Quito el sombrero Maestro.Un post veridico,honesto y valiente,Yo pondria en la cuenta de este pajarraco.Los cientos de chiquillos con deformaciones,debido al uso de la aviacion de USA de uranio empobrecido como municion.un saludo.
ResponderEliminarAgradezco tus letras, mi lejano pero estimado amigo, sobre todo si has tenido la paciencia de leer este post hasta el final.
EliminarEn aquellos para mí lejanos años, tenía la costumbre de escribir con educación respecto a la figura a diseccionar, pero como ya indico al principio, hoy en día no me importa catalogar a George W. Bush como el mayor asesino e hijo de la gran puta que ha parido madre.
Un abrazo, mi querido Agustín.
¡ Que pena que estas cosas se queden solamente aquí , en estas olvidadas paginas de Internet !
ResponderEliminarcuanto me gustaría que esto fuese tema de estudio y discusión en algún medio de masas para que de una PUTA vez el pueblo borrego del mundo abriese los ojos de lo que tenemos en nuestro´animalario politico
grande maestro , grande y si me lo permites hasta enorme ....UN ENORME ABRAZO DESDE EL INFIERNO
Mi querido cofrade en llamas eternas, cualquier tiempo pasado fue mejor respecto a la caza de brujas, asesinos e hijos de puta que andan sueltos sobre la faz de la Tierra. Por eso de vez en cuando se tienen que reactivar las calderas del pasado, para que iluminen y recuerden con su fuego la cara y la mala casta de los más abyectos, tanto en el pasado como en el presente.
EliminarDe ahí que el final del post lo cierre con una frase que no admite réplica: Lo escrito, escrito queda.
Recibe un ardiente abrazo desde mi particular Infierno.
Querido José Luis, me encanta la comparación que haces del 11-S con el incendio del Reichtag. Por lo visto, la historia está condenada a repetirse constantemente, pues el hombre no sólo tropieza dos veces con la misma piedra, sino tropocientas mil más.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo estoy contigo en que el fascismo hundió a Europa, pero a veces me pregunto si no fue un mal necesario, pues de no gestarse este, posiblemente se habría extendido el comunismo por todo el continente. No sé que hubiera sido peor, si el remedio o la enfermedad...
La obra que mejor he visto que define la actividad de los EEUU, es "Garrote y Dólar", un libro que se publicó en Venezuela a mediados del siglo pasado. No tiene desperdicio.
En fin, qué decirte sobre la condición del ser humano. Creo que la podremos resumir en esta sentencia: "mundus vult decipit" -el mundo quiere ser engañado-, y no me falta razón. En el fondo, al pueblo le va el morbo, es más, creo que , todos los hombres somos medio maricas, pues nos dedicamos a dar por culo, o a que nos den (chiste de mi hornada.
Te mando un fuerte abrazo desde estas tierras del sur de España, desde Málaga en concreto.
Querido Paco,
EliminarParticularmente opino que sin duda lo que ocurrió el el 11-S y el incendio del Reichtag son sucesos que van de la mano. De la mano asesina del Poder Establecido, quiero decir. Y añado que viajando hacia el pasado, meto en el mismo saco el ataque a Pearl Harbor en 1941, lo que sirvió de excusa para reactivar la industria de guerra en EE.UU y dar por saco a los nipones, y la explosión del USS.Maine en el puerto de La Habana en 1898, lo que desencadenó la guerra hispano-norteamericana y la pérdida de Cuba en favor de los intereses yanquis.
En la historia del imperialismo, todo vale. Se llame imperialismo Nazi o imperialismo Yanqui. Da igual. Para ambos colectivos el fin justifica los medios.
Desde esta Villa, que no Corte, recibe mi entrañable abrazo, querido amigo.
Lo único que puedo decirle es: Ole ole y ole!!!!. Aprovecho para compartir este excelente vídeo http://www.youtube.com/watch?v=aoaR_apH-kA&feature=player_embedded
ResponderEliminarMi estimado amigo, sin duda que el texto de el link que me ofreces es estremecedor por los valores humanos que sugiere, pero yo me pregunto... ¿Habrá nacido ya quien se ponga al frente de un movimiento civil que luche sin armas para conseguir los fines que sugiere el vídeo?
EliminarYo creo que no.
Y si algún día naciera, su vida será breve porque lo matarán.
Un abrazo.
De eso trata, no hay que esperar a ningún líder sino actuar dentro de las posibilidades de cada uno.
EliminarUf, madree, qué resacón... Digan lo que digan, pasarse con el gin de vez en cuando, es bueno para la salud.
ResponderEliminarYa me contarás cuándo, dónde y con quién pillaste la cogorza, cacho golfo.
EliminarMi querido amigo, he leido con atención el post y debo reconocer que no dispongo de datos para rebatir nada de lo que dices, pero con sinceridad te diré que veo muchos puntos oscuros en la teoría de la demolición de las Torres. Sí es cierto que es raro que las fuerzas aereas de EEUU tardaran en reaccionar: aunque dada la excepcionalidad del caso pudo deberse simplemente a pura negligencia. También me cuesta creer que en un país así la prensa libre quedase amordazada y esta teoría, de ser cierta, no se hubiera difundido con más intensidad.
ResponderEliminar¿Cómo se explican las llamadas de movil desde los aviones? Esas personas tenían familia y amigos que hubieran removido cielos mar y tierra de haber sospechado un complot, sin contar con todo lo que se pudo filtrar. Por ejemplo, de la policía o el cuerpo de bomberos, fueron miles los que actuaron en la tragedia. O el personal de mantenimiento de las torres.
Sadam era un tirano, responsable del genocidio del pueblo kurdo con armas químicas y sí, estoy de acuerdo en que el petroleo fué el origen de la guerra de Irak, las Torres solo fueron la excusa pero no por ello hubo de ser una demolición provocada.
Y en cualquier caso, sabes que aún sin estar de acuerdo contigo en este caso, cuentas con mi cariño y respeto.
Un abrazo.
Querida Candela,
EliminarEn principio te remito a mi primera respuesta que efectúo al primer comentario de Paco, y sobre el asunto de las Torres Gemelas, creo dejar bien clara mi opinión cuando en este post, como podrás comprobar, ya escribí a finales de 2001 lo siguiente:
"La criminal demolición de las Torres Gemelas trajo los mismos lodos que el incendio del Reichstag. Obviamente no voy a cometer la osadía de afiliarme a la tesis de los que acusan al grupo belicista bushiano de haber orquestado esa masacre o no haberla impedido cuando sabían que se preparaba. No hay pruebas contundentes para tamaña afirmación aunque sí, múltiples indicios de negligencia culpable o fundadas sospechas que son alimentadas por una férrea censura sin precedentes en la democracia norteamericana moderna."
De todas formas hoy en día y en este caso así como en el asesinato de Kennedy, el ataque a Pearl Harbor y la explosión del USS Maine, todavía existen inmensas lagunas legales y preguntas sin respuesta, y dudo mucho que en el devenir del tiempo, la Historia de EE.UU esclarezca lo que en verdad sucedió.
Un beso, Candelita.
Pues la cosa empezó comiendo mollejas. Me las hice tan buenas, que me tomé una botellita de tinto, después bajé a tomarme un café, y cuando me quise acordar, me pasé con los gins. Ah, están tan buenos. Menos mal que a uno no le da por tomar mollejas todos los días, que si no...
ResponderEliminarUn saludo desde esta plaza, que dan en llamar Málaga
Coño, así cualquiera, pero eso de juntar el bebercio de tinto con ginebra no mola, colega. O sea que cuídate, que son dos días.
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