EL QUINTO JINETE DEL APOCALIPSIS

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Junto a la peste, la guerra, el hambre y la muerte, cabalga otro nuevo jinete:

EL LADRÓN DE ALIMENTOS

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Durante siglos los cuatro jinetes del Apocalipsis han hecho la ley e impuesto el orden porque, la peste, la guerra, el hambre y la muerte eran y continúan siendo vistos por los seres humanos como una fatalidad, una necesidad o sencillamente como un mal menor. Rara ha sido, en Europa, la generación que no ha conocido una guerra, hasta el punto de que Unamuno veía en ella la ocasión perfecta para sacar del hombre, además de todo lo peor, lo mejor de sí mismo.
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En la actualidad y en Europa, no existe (por ahora) un estado de guerra y esperemos que no exista jamás. Pero en Europa y más concretamente en España, comienzan a oírse el trepidar de los cascos de un alocado corcel apocalíptico a lomos del cual cabalga el siniestro esqueleto del hambre, y lo que es peor, que tras él, abriéndose paso, galopa a rienda suelta un nuevo espectro recién incorporado a la fantasmagórica comitiva: El Ladrón de Alimentos, el cleptómano especializado en sustraer bolsas cuyo contenido consiste principalmente en productos comestibles.
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El conocido robo del bolso o cartera de mano efectuado bajo el procedimiento “del tirón”, ha dado paso a un método más sofisticado que consiste en seguir a la futura víctima por el supermercado o por los establecimientos del barrio, percatarse de los productos que compra y una vez fuera del super o de la tienda, o incluso en el propio parking lanzarse en picado sobre el carrito de la compra y arrebatándoselo a su portador, salir de naja con todo su contenido.
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Doy fe de que tales acciones son ciertas, puesto que ayer mismo fui testigo presencial de un hecho similar a la puerta de salida en un establecimiento de Alcampo. Lo penoso del caso es que la víctima, una pobre mujer, una anciana viuda ya entrada en años, debido al tirón dio con sus huesos en la acera y según el Samur tenía fracturada la cadera. La pobre mujer acababa de invertir su mísera pensión en comida para ella y para tres nietos que tiene a su cargo.
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Me puse al habla con el jefe de seguridad del establecimiento, y en efecto me confirmó que estos casos suceden varias veces y a diario. Comienzan a proliferar individuos que van de por libre, bandas y grupos especializados en asaltos al pan nuestro de cada día. Y pienso que si la gente empieza a sentir retorcijones estomacales y no se controla, ni tan siquiera puede ser controlada… esto es Chungo, muy chungo…
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El hambre no es buena consejera y cuando uno la sufre tiende a tirar por la calle de en medio. Sobre todo si también la sufre su familia, sus hijos, sus padres y abuelos, pensionistas en la antesala del tanatorio debido a la ruindad de sus pensiones….
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El fantasma del hambre cabalga de nuevo.
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Después de la Guerra Civil, en los años cuarenta, el Estado instituyó el llamado Auxilio Social, una entidad encargada de alimentar en comedores públicos a los más necesitados. Al día de hoy, Cáritas, Cruz Roja e infinidad de asociaciones benéficas no dan abasto para ayudar a tantos necesitados que arrastran sus miserias por España. Mientras tanto el actual desgobierno regido por un sexto jinete apocalíptico camuflado tras sus cejas y llamado José Luis Rodríguez Zapatero, desprecia olímpicamente la oferta de las grandes superficies comerciales consistente en efectuar la donación de todos sus excedentes comestibles a punto de caducar.
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Está visto que estos malditos hijos de mala madre, prefieren que el destronado pueblo soberano se pelee a hostia limpia en los contenedores de basura con tal de obtener un mendrugo de pan.