SOY UN TRAFICANTE

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Así, como suena, a qué engañarnos. Y no cabe más disimulo. Soy un traficante que comercia con productos imperecederos, con substancias impalpables que ni se inyectan en vena ni se esnifan pero que de igual forma pueden influir en la corteza cerebral del asiduo personal oyente o lector de Blogger, sumiéndolo en una nebulosa mental de muchos bemoles.

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Pero no estoy solo en ese tráfico. Hay mucha competencia. Creo que casi todos los que manejamos una bitácora y navegamos por Internet traficamos con algo, con algún producto mejor o peor el uno del otro, pero lo cierto es que quien más quien menos ha trapicheado, trapichea y trapicheará con algunos gramos de esa impalpable esencia que para unos posee la propiedad de distraer y aletargar la mala leche, y para otros sin embargo tiene la facultad de acrecentarla.

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Todo dependerá de la dosis y de la forma en que sea administrada la droga. Por ejemplo hay bloggers peñazos, predicadores de salón y profetas cibernéticos que son coriáceos en su forma y modo de vender y administrar el producto, teniendo en cuenta que las dosis que reparten siempre atesoran los mismos gramos de intolerancia e iluminación socialista. Comercialmente no son rentables. Suministran dosis amorfas, repetitivas, coñazos ecuménicos si se me permite la expresión. Pero es tal su insistencia y convicción que más bien parece que toda la pócima que intentan inyectar esté avalada por un espíritu soplapollas y cejudo que habita camuflado en un palacio llamado La Moncloaca .

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Los bloggers políticos tipo sociatas declarados y derivados, sin embargo son más vocingleros, más escandalosos a la hora de ofertar sus productos. Su proselitismo se hace patente mediante textos en grandes caracteres y poniendo al adversario político de chupa dómine, poco menos que ciscándose en su parentela física y política. Si ir más lejos yo lo hice en la vida real en una peluquería para caballeros ubicada en la calle Ferraz (recuérdese la movida en mi post TORPEDOS_CONTRA_EL_PSOE aunque por supuesto yo no me considero un blogger político ni de coña.

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Simplemente soy un blogger compulsivo que hoy le da por escribir o grabar un audio, mañana por dibujar y pasado por holgazanear y no dar ni palo al agua. Sencillamente, soy un traficante de sonidos, de letras, de textos, de sentimientos y de emociones que tienen algo que ver con el discurrir del tiempo que me ha tocado vivir. No deseo ser ni profeta, ni senador cibernético. Sólo deseo continuar siendo un camello que trafica con letras y la palabra. Al fin y al cabo, las letras y las palabras sólo son droga efímera y volátil que se diluye en la nada una vez que el oyente o el lector cierra mi blog.